"Desinformación electoral", por Andreu Casero
Segundo artículo de 'La Libreta de adComunica', espacio quincenal de colaboraciones de socias y socios en 'el Periódico Mediterráneo', publicado el 9 de enero de 2025
Artículo publicado en La Libreta de adComunica, en el Periódico Mediterráneo, el martes 9 de enero de 2025, por Andreu Casero:
Desinformación electoral
La comunicación conlleva numerosos beneficios sociales, pero también puede usarse para engañar, dividir o sembrar discordia. Entonces emerge la anticomunicación. Un ejemplo es la desinformación. Su potencial para generar confusión, alterar los comportamientos y deteriorar la confianza es alto. De ahí su carácter nocivo para la convivencia y la democracia.
Últimamente, su circulación se ha extendido a múltiples ámbitos sociales. Uno es la política y, particularmente, las elecciones. Durante 2024 hemos vivido una temporada alta electoral, ya que más de 70 países han celebrado comicios. Y, en la mayoría, la información falsa ha sido protagonista.
En algunos casos, se ha empleado por terceros países para desestabilizar e interferir en los resultados. En Rumanía la justicia ha anulado las elecciones tras constatar 85.000 ciberataques y el uso de TikTok y Telegram para favorecer a un candidato filorruso que ganó la primera vuelta. Algo similar se ha vivido en Moldavia. Allí se publicó un falso informe médico que cuestionaba la salud mental de la presidenta, Maia Sandu, para desacreditarla.
Por otra parte, el uso de la desinformación como estrategia comunicativa por parte de políticos de diferente signo se ha incrementado. Según una investigación del proyecto DISEDER-EU de la UJI sobre las elecciones al Parlamento Europeo de 2024, su utilización se ha convertido en un fenómeno permanente. Su ciclo de vida no acaba cuando cierran las urnas, sino que se extiende más allá en el tiempo. España y Polonia han sido los países más damnificados y, aunque ninguna plataforma digital está libre de esta anomalía, X y Facebook han sido las más afectadas. Finalmente, el fraude electoral y la inmigración han sido los temas más recurrentes.
La desinformación electoral es un peligro con el que tenemos que aprender a convivir. Un cóctel virtuoso de concienciación, alfabetización mediática, regulación y fortalecimiento del periodismo es el único antídoto para protegernos de sus efectos.