Quinto artículo de 'La Libreta de adComunica', espacio quincenal de colaboraciones de socias y socios en 'el Periódico Mediterráneo', publicado el 20 de febrero de 2025

Artículo publicado en La Libreta de adComunica, en el Periódico Mediterráneo, el jueves 6 de febrero de 2025, por Francisco Fernández Beltrán, director del Máster de Innovación en Comunicación de la Universitat Jaume I:
El valor del propósito
Han pasado casi dos meses desde que arrancamos este 2025 y, junto a las uvas y las felicitaciones, la mayoría se ha olvidado ya de aquella lista de propósitos con la que arrancó el año nuevo. En una interesante provocación, Melissa Kirsch, editora adjunta de Cultura y Estilo de Vida en The New York Times, se preguntaba hace unos días qué pasaría si estas tradiciones de Año Nuevo se convirtieran en tradiciones de Mes Nuevo y comenzáramos cada mes con una lista de cosas que nos alejan o nos acercan a aquello que queremos lograr o ser. Esa visión que proyectamos hacia el futuro tiene la posibilidad de transformarnos, pero solo si nos comprometemos con ella de manera constante.
En el ámbito corporativo, el propósito se ha convertido en el nuevo vector de la estrategia, en el motor que guía a las organizaciones hacia su futuro. Ese objetivo último, esa visión aspiracional, no puede ser solo ganar dinero, sino que tiene también que generar un impacto social positivo. Porque solo así logrará la adhesión de sus públicos. Según estudios recientes, seis de cada diez personas prefieren marcas alineadas con sus valores, y siete de cada diez trabajadores consideran el impacto social un factor clave en su empleo. Hoy no basta con generar beneficios, ni con desarrollar buenos productos o servicios. Además, hay que contribuir a crear un mundo mejor. Este es el requisito para operar con garantías de éxito y con el favor del público.
Compromiso de acción
Pero al igual que ocurre con las personas, en las organizaciones el propósito sirve de poco si se queda en una mera declaración de intenciones. Es necesario que ese deseo, esa voluntad de ser, se materialice en un compromiso de acción de manera permanente: en un plan, un plan que se ejecute y se revise constantemente. Al fin y al cabo, somos nuestro propósito, nuestros sueños, pero solo si nos inspiran lo suficiente para comprometernos con ellos. Ahí está su valor.